Publicado por Super User el Domingo, 03 Enero 2021

Las conclusiones más importantes a cada unos de los bloques:

Sección 1: impactos, exposiciones y vulnerabilidades del cambio climático

Los indicadores evaluados en esta sección no son muy alentadores, la vulnerabilidad al calor ha aumentado en todas las regiones, este efecto del calor se ha visto agravado aún más en las olas de calor sufridas, la adecuación del clima para la trasmisión de enfermedades es aún mayor y las amenazas en la seguridad alimentaria tanto terrestre como marina ha aumentado en este periodo.

El análisis es insuficiente a la hora de evaluar el impacto climático en la salud en ciertas regiones donde la situación es peor, como sería el caso de efectos de inundaciones o sequías en regiones concretas. Por este motivo se están ideando nuevos indicadores que permitan una evaluación exhaustiva de estas situaciones en regiones concretas.

Otro punto muy importante que se debe tratar en el futuro es la implicación del clima y sus situaciones extremas con problemas en la salud mental en la población. Una situación extrema sería la relación entre las fuertes olas de calor con la angustia de la población, ingresos psiquiátricos hospitalarios e incluso el suicidio. Existen fuertes evidencias de la existencia de esta relación. Otros efectos no tan plausibles, pero sí existentes son los efectos climáticos en la escasez de alimento, desplazamientos poblacionales, energía...

 

Indicador 1.1: vulnerabilidad a los riesgos del cambio climático relacionados con el calor. El aumento de la temperatura provoca un mayor riesgo a las poblaciones vulnerables en todas las regiones de la OMS. Las poblaciones de Europa y el Mediterráneo Oriental están particularmente en riesgo, dado que entre el 42% y 43% de sus poblaciones son mayores de 65 años y por lo tanto más vulnerables a la exposición al calor.

Indicador 1.2: efectos del cambio de temperatura en la salud. En 2017, el aumento de la temperatura media mundial en relación con el período de referencia 1986-2005 fue de 0,3°C, pero este aumento fue más del doble, el 0,8 °C en zonas pobladas por el ser humano.

Indicador 1.3: efectos de las olas de calor en la salud. En 2017, se produjeron 157 millones de eventos de exposición a olas de calor a nivel mundial, lo que representa un aumento de 18 millones de eventos de exposición adicionales en comparación con 2016.

Indicador 1.4: cambio en la capacidad laboral. En 2017, se perdieron 153 billones de horas de trabajo (3,4 billones de semanas de trabajo), un aumento de 62 billones de horas perdidas en relación con 2000.

Indicador 1.5: efectos en la salud de las precipitaciones extremas (inundaciones y sequías). Los eventos de inundaciones y sequías más extremos se producen en regiones del planeta concretas. América del Sur y el sudeste asiático son las regiones más expuestas.

Indicador 1.6: letalidad de los desastres relacionados con el clima. Las frecuencias anuales de inundaciones y eventos de temperaturas extremas han aumentado desde 1990, sin una clara tendencia ascendente o descendente en la letalidad provocada por estos acontecimientos. Los gobiernos y los servicios nacionales de salud se están adaptando cada vez más a los fenómenos meteorológicos extremos y al cambio climático con resultados impresionantes

Indicador 1.7: tendencias sanitarias mundiales en enfermedades sensibles al clima. Aunque las intervenciones de salud y desarrollo mundiales han dado como resultado mejoras importantes en la salud y el bienestar humanos, la mortalidad por dos enfermedades particularmente sensibles al clima, el dengue y el melanoma cutáneo maligno, sigue aumentando en las regiones más susceptibles a ambas enfermedades.

Indicador 1.8: enfermedades infecciosas sensibles al clima. En 2016, la capacidad de transmisión mundial del dengue fue la más alta jamás registrada. Para A aegypti aumentó un 9,1% respecto al año 1950 y para A albopictus un 11,1%.

Indicador 1.9: seguridad alimentaria y desnutrición

1.9.1: seguridad alimentaria terrestre y desnutrición. 30 países están experimentando tendencias a la baja en los rendimientos de los cultivos, revirtiendo una tendencia de la década anterior que había experimentado una mejora global. Se estima que el rendimiento de los cultivos está disminuyendo en todas las regiones.

1.9.2: seguridad alimentaria marina y desnutrición.  La temperatura de la superficie del mar ha aumentado sustancialmente en 16 de las 21 cuencas pesqueras se analizaron, lo que resultó en el blanqueamiento de los corales en muchas de estas cuencas y se espera que sigan las amenazas a la productividad primaria marina.

Indicador 1.10: migración y desplazamiento de población. Para miles de personas el cambio climático es el único factor que provoca la decisión de migrar a otros lugares. Aunque en realidad la escasez de mecanismos de apoyo para hacer frente al cambio climático suele influir más en la migración de la población que el cambio climático en sí.

Sección 2: adaptación, planificación y resiliencia para la salud

En esta sección se obtienen resultados más alentadores. Los profesionales y sistemas de salud están teniendo más en cuenta los efectos del cambio climático y los relacionan con problemas de salud.

Las regiones con más recursos están participando más y de una forma más temprana a esta situación aunque existen actividades de adaptación con independencia de situación geográfica o de desarrollo.

A pesar de esta tendencia positiva, la financiación disponible para la adaptación sanitaria sigue siendo baja, y tampoco existe una respuesta global en conjunto para abordar el cambio climático.

Indicador 2.1: planes nacionales de adaptación para la salud. En 2015, 30 de los 40 países que respondieron a la Encuesta de país sobre el clima y la salud de la OMS, informaron que sus respectivas autoridades sanitarias aprobaron estrategias o planes nacionales de adaptación para la salud

Indicador 2.2: evaluaciones de riesgo de cambio climático a nivel de ciudad. De las 478 ciudades mundiales encuestadas, el 65% ya ha completado o está realizando evaluaciones de riesgo del cambio climático, y el 51% de las ciudades espera que el cambio climático comprometa seriamente su infraestructura de salud pública.

Indicador 2.3: detección, preparación y respuesta a emergencias sanitarias. A pesar de que se venía de un marcado aumento en años anteriores, en la mayoría de las regiones del mundo de la OMS se observó una disminución sustancial en las capacidades nacionales de reglamentación sanitaria internacional, relevante para la adaptación y la resiliencia climática.

Indicador 2.4: Adaptación de la vulnerabilidad de las enfermedades transmitidas por mosquitos al cambio climático. A nivel mundial, las mejoras en la salud pública han reducido la vulnerabilidad a las enfermedades transmitidas por mosquitos, con una caída del 28% en la vulnerabilidad global observada entre 2010 y 2016

Indicador 2.5: servicios de información climática para la salud. Los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales de 53 países indican que brindan servicios climáticos al sector de la salud

Indicador 2.6: evaluaciones nacionales de los impactos del cambio climático, la vulnerabilidad y la adaptación para la salud. En 2015, más de dos tercios de los países que respondieron a la Encuesta de país sobre el clima y la salud de la OMS informaron haber realizado una evaluación nacional de los impactos del cambio climático, la vulnerabilidad y la adaptación para la salud.

Indicador 2.7: gasto en adaptación para la salud y las actividades relacionadas con la salud. A nivel mundial, el gasto en adaptación para la salud se estima en un 4,8% (£ 11,68 billones) de todo el gasto en adaptación, y el gasto relacionado con la salud se estima en un 15,2% (£ 32,65 billones).

Indicador 2.8: financiación de la adaptación sanitaria procedente de los mecanismos mundiales de financiación del clima. La cantidad de fondos para la adaptación no alcanza los compromisos asumidos en el Acuerdo de París, con solo  472,82 millones de $ de fondos para la adaptación para el desarrollo en 2017; solo el 3,8% de la financiación en 2017 se asignó a la adaptación sanitaria.

Sección 3: acciones de mitigación y cobeneficios para la salud

En esta sección se han obtenido resultados dispares. Por un lado, existen compromisos para la eliminación gradual del carbón en muchos países, las energías renovables siguen aumentando cada año, y la incorporación de vehículos eléctricos también está en auge. Por el contrario, el desafío para revertir las tendencias de años pasados y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es gigante. Las acciones para cumplir con lo pactado en el Acuerdo de París y mantener el calentamiento por debajo de 2°C son insuficientes, lo que implica la reducción de beneficios para la salud de las personas. Es imprescindible mayor compromiso de todas las regiones y todos los sectores.

Indicador 3.1: intensidad de carbono del sistema energético. Desde 1990, la intensidad de carbono de del suministro total de energía primaria se ha mantenido estática sin reducción en 55-57 tCO2 /TJ

Indicador 3.2: eliminación del carbón. Desde 2013, el uso de carbón ha disminuido, como resultado en gran parte de las reducciones en el consumo de carbón en China, una mayor eficiencia en la generación de energía a partir de carbón y un aumento continuo en el uso de gas de esquisto en los EE. UU. En 2016 continuó esta tendencia a la baja; sin embargo, los datos preliminares sugieren que el consumo de carbón podría aumentar ligeramente en 2017 y 2018.

Indicador 3.3: electricidad sin emisiones de carbono. En 2017, se instalaron 157 GW de energía renovable (143 GW en 2016) en comparación con 70 GW (netos) de instalación de capacidad de combustibles fósiles.

Indicador 3.4: acceso a energías limpias. El número de personas sin conexión a la electricidad disminuyó de 1,7 billones en 2000 a 1,1 billones en 2016, y muchos países lograrán electricidad para todos en 2030, con las mayores ganancias en el este y el sureste de Asia. Por el contrario, más de 2.800 millones de personas todavía carecen de tecnologías o combustibles saludables, limpios y sostenibles para cocinar, el mismo número que en 2000.

Indicador 3.5: exposición a la contaminación del aire ambiente

Indicador 3.5.1: exposición a la contaminación del aire en las ciudades. De 2010 a 2016, las concentraciones de contaminación del aire han empeorado en casi el 70% de las ciudades de todo el mundo, particularmente en los países de ingresos bajos y medianos. Las poblaciones en el 90% de las ciudades están sujetas a concentraciones de contaminación del aire superiores a la pauta de la OMS de 10 ?g/m3.

Indicador 3.5.2: mortalidad prematura por contaminación del aire ambiental por sector. En 2015, la contaminación del aire ambiente provocó más de 2.9 millones de muertes prematuras en todo el mundo solo por partículas finas. El uso de carbón representa aproximadamente el 16% de la mortalidad prematura relacionada con la contaminación del aire a nivel mundial, lo que hace que su eliminación sea una intervención crucial para la salud pública.

Indicador 3.6: uso de combustible limpio para el transporte. El uso mundial de combustible para el transporte por carretera aumentó un 2% entre 2013 y 2015 per cápita. Aunque los combustibles fósiles continúan dominando, el crecimiento en el uso de combustibles no fósiles superó a los combustibles fósiles en la historia reciente, aumentando en un 10% durante el mismo período.

Indicador 3.7: Infraestructura de viajes sostenibles. El ciclismo representó menos del 7% de la participación modal total para una quinta parte de las ciudades analizadas en la base de datos SHUE, estratificadas por ingresos, tamaño de la población y geografía

Indicador 3.8: carne de rumiante para consumo humano. La cantidad de carne de rumiante disponible para el consumo humano en todo el mundo ha disminuido ligeramente de 12.09 kg per cápita por año en 1990 a 11.23 kg per cápita por año en 2013. La proporción de energía (kcal per cápita por día ) disponible para el consumo humano a partir de la carne de rumiantes disminuyó de un 1,86% en 1990 a un 1,65% en 2013.

Indicador 3.9: emisiones del sector sanitario. No existe un estándar global sistemático para medir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector de la atención médica, pero varios sistemas de atención médica en el Reino Unido, los EE.UU., Australia y en todo el mundo están trabajando para medir y reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Sección 4: economía y finanzas

Se está gestando una transición económica hacia una economía baja en carbono. Existe una gran inversión en tecnología con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, los indicadores presentados aquí también dejan en claro que el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París requerirá un mayor compromiso de los gobiernos, el sector privado y el público para aumentar el ritmo y la escala de la acción.

Indicador 4.1: pérdidas económicas debido a eventos extremos relacionados con el clima. En 2017, un total de 712 eventos provocaron unas pérdidas económicas generales de $ 326 billones, y el 99% de las pérdidas se produjeron en los países de bajos ingresos no tenían seguro. Esto es casi el triple de las pérdidas económicas totales de 2016.

Indicador 4.2: inversiones en energía sin carbono y eficiencia energética. En 2017, la inversión proporcional en energía sin carbono y eficiencia energética disminuyó respecto a la inversión total en el sistema energético, mientras que la proporción de combustibles fósiles aumentó. Sin embargo, esta disminución se debe en parte a la disminución de los costes de las energías renovables.

Indicador 4.3: inversión en nueva capacidad de carbón. La inversión en nueva capacidad de carbón se redujo sustancialmente en 2017, alcanzando su nivel más bajo en al menos 10 años, desde un posible máximo histórico en 2015.

Indicador 4.4: empleo en industrias de energía renovable y de combustibles fósiles. En 2017, la energía renovable proporcionó 10,3 millones de puestos de trabajo, un aumento del 5,7% con respecto a 2016. El empleo en las industrias de extracción de combustibles fósiles también aumentó a 11 millones, un aumento del 8% con respecto a 2016.

Indicador 4.5: fondos desinvertidos de combustibles fósiles. En 2017, el valor global de los fondos comprometidos para la desinversión de combustibles fósiles fue de $ 428 billones, de los cuales los fondos de instituciones de salud representaron $ 3,28 billones. Estos fondos representan una suma acumulada de $ 5,88 billones, y las instituciones de salud representan $ 33,6 billones.

Indicador 4.6: ayudas a los combustibles fósiles. En 2016, las ayudas al consumo de combustibles fósiles continuaron con la tendencia establecida en 2013 y disminuyeron a $ 267 billones (una reducción del 15% con respecto a 2015)

Indicador 4.7: cobertura y fuerza de la fijación de precios del carbono. Los instrumentos de fijación de precios del carbono a principios de 2018 continúan cubriendo el 13,1% de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero alcanzadas en 2017, pero los precios promedio son aproximadamente un 20% más altos que los de 2017.

Indicador 4.8: uso de los ingresos por precios del carbono. Los ingresos de los instrumentos de fijación de precios del carbono aumentaron un 50% entre 2016 y 2017, alcanzando los $ 33 billones, con $ 14,5 billones asignados a más actividades de mitigación del cambio climático.

Sección 5: participación pública y política

Las barreras a la acción en materia de salud y cambio climático son predominantemente sociales y no técnicas, por lo que el compromiso público y político es la clave para acelerar el ritmo de la acción contra el cambio climático.

El compromiso con la salud y el cambio climático ha aumentado en los medios de comunicación, la ciencia y la ONU durante la última década. Por el contrario, el sector empresarial no sigue esta tendencia, donde no se han evidenciado cambios hacia el compromiso con la salud y el cambio climático.

Pero este movimiento de participación es diferente entre los distintos países, hay algunos mucho más implicados que otros.

No obstante, aunque el compromiso con la salud y el cambio climático ha aumentado durante el año pasado, el cambio climático se trata ignorando en gran medida sus dimensiones en la salud. Menos del 5% de la cobertura del cambio climático se relaciona con la salud en periódicos nacionales o en revistas científicas. Incluso una gran proporción de empresas tratan por separado el cambio climático y la salud en sus informes, solo una pequeña minoría establece vínculos entre ambos. Así, un gran desafío que surge de estos resultados es hacer que la salud sea un elemento central de la acción contra el cambio climático.

 

Indicador 5.1: cobertura de los medios de comunicación sobre la salud y el cambio climático. La cobertura de la salud y el cambio climático en los medios de comunicación aumentó sustancialmente entre 2007 y 2017, una tendencia evidente tanto en el indicador global como en el análisis en profundidad de los principales periódicos mundiales.

Indicador 5.2: cobertura de salud y cambio climático en revistas científicas. La cobertura de salud y cambio climático aumentó en un 182% en revistas científicas entre 2007 y 2017.

Indicador 5.3: participación en la salud y el cambio climático en la Asamblea General de la ONU. De 2007 a 2017, las declaraciones nacionales Asamblea General de la ONU han vinculado cada vez más el cambio climático y la salud.

Indicador 5.4: compromiso con la salud y el cambio climático en el sector empresarial. El compromiso con la salud y el cambio climático se ha mantenido bajo entre las empresas.

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